Hola a todos compañeros!!!
Hoy el día a amanecido algo nublado pero tengo la esperanza de que a medida que avance se vaya despejando un poco. Sé que dentro de unas semanas me arrepentiré de lo que ahora estoy diciendo pero en estos momentos me apetecería tomar un poco el sol mientras arreglo las flores de mi "terraza" (pequeño balcón que muchas veces me distrae del colapso mental que hay en mi cabeza).
Estoy muy feliz porque en las últimas semanas he conocido a mucha gente que también comparte la fascinante pasión de la escritura, mediante diferentes blogs. Ojalá y cada vez seamos más. Estoy a vuestra disposición si algun@ quiere mandarme sus relatos para que le de mi humilde opinión. Me gusta leer, me gusta ESCRIBIR y me gusta saber que somos tantos en la red.
Por cierto, a todos los que estáis pendientes de que valoren vuestras historias os deseo muchísima suerte y os mando, desde mi mundo "quimeriano", muchos ánimos.
A continuación os dejaré otro capítulo de Aliento y algún avance de Vida.
No dejéis de escribirme y de dejarme comentarios. Os aseguro que intentaré devolveros la visita a todos en vuestros respectivos blogs.
SALUDOS!!!
Adelanto de Vida (no apto si ante no habéis leído Aliento y Corazón):
Él se
acercó hasta uno de los vastos ventanales y se quedó inmóvil mirando el mar.
Sus manos se relajaron entonces. Verlo tan abatido producía en Layla una
congoja angustiosa que le oprimía el pecho. Él era el pilar que sostenía a
todos lo que lo rodeaban y verlo flaquear era pensar, inevitablemente, en el
derrumbe del grupo entero.
Daren
percibió el miedo de la chica y se volvió. Admiró su belleza y su fortaleza en
silencio. Estudiándola con sus ojos enigmáticos y absorbentes.
Sexto capítulo de Aliento (primer libro de El umbral del alma)
VIRTUDES DIFERENTES
“Cuando
se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre
nosotros”
Hermann
Hesse (escritor suizo).
Como aquel día Cath no tenía clases
por la tarde, los dos hermanos comieron juntos en la misma cafetería que el día
que llegaron, dónde les atendió la misma camarera que parecía encantada de
volver a verlos, sobretodo al chico, y dónde pidieron los mismos risottos.
Habían quedado en recoger a Layla a
las cuatro, así que al salir se fueron directamente al centro de jardinería de
los Anderson.
Cuando entraron la chica estaba
atendiendo a un matrimonio con dos niños en el mostrador pero levantó la vista
hacia la puerta al oír las campanillas y sonrió a los dos hermanos, que a su vez le
correspondieron de la misma forma.
Cath se acercó decidida a ella y Daren
la siguió fijándose en el abuelo de Layla que estaba sentado junto a la chica.
El hombre, que también los había visto
entrar, se levantó.
-¡Hola! - lo saludó Cath.
-Hola jovencita - le contestó de forma amable -. Tú debes ser Catherine, ¿no?
-Sólo Cath, por favor - asintió ella
sonriendo.
Daren se colocó junto a su hermana.
-Buenas tardes - saludó
-Buenas tardes - le contestó el hombre
secamente, observándolo de nuevo.
Layla terminó con sus clientes y se
volvió hacia ellos quitándose el delantal verde.
-Enseguida estoy lista.
-No hay prisa, Layla - sonrió Cath.
-Abuelo, creo que ya conoces a Cath y
a Daren - dijo luego al hombre.
-Sí - asintió sin apartar sus ojos
amenazantes del chico -. Sobre todo a él.
Daren intuyó con aquella respuesta que
estaba lanzándole una indirecta. Aquel hombre parecía saber algo sobre lo que
le ocurría y no parecía dispuesto a que Layla se acercase mucho a él.
-¿Qué quieres decir? - se extrañó la
chica.
-Que lo conozco más a él porque ya lo
vi la otra vez que vinieron - mintió mirando a su nieta.
-Sí - asintió Daren -. Cuando hablé
con tu padre también estaba tu abuelo.
-Iscê…-
murmuró el hombre volviendo a mirar a Daren.
Layla desvió la mirada de su abuelo al
chico pero le dio la impresión de que ambos mantenían un dialogo en privado y no dijo nada.
-¿Me has traído los apuntes? -
preguntó Cath rompiendo el aplastante y repentino silencio.
-Sí. Voy a buscarlos dentro y nos
vamos - sonrió ella.
Layla entró un momento por una puerta
que había detrás del mostrador y salió a los pocos segundos con una carpeta y
con la mochila al hombro. Su padre salió tras ella y saludó a los chicos con
los que estuvo hablando un rato.
-Mañana estaremos temprano por allí -
le dijo a Daren cuando se despedían.
-No se preocupe señor Anderson, vengan
cuando quieran, la verja siempre está abierta.
-Bueno pues… vámonos ya - besó a su
padre en la mejilla y luego a su abuelo.
-Ten cuidado con él, Layla - le
advirtió éste último.
-No te preocupes - sonrió ella -. No
recuerdo que Iscê fuese peligroso,
¿no?
Cath y Daren los miraron extrañados.
La primera con curiosidad y el segundo con temor.
-Puede moverse entre los diferentes
mundos y eso si no se controla puede ser malo - le contestó el hombre.
-Estaré alerta - salió del mostrador -.
Vamos.
-Sí - sonrió Cath saliendo de su
perplejidad -. Hasta otra.
Él se despidió con un gesto de cabeza
pero no dijo nada.
Las chicas fueron hablando de camino
al coche pero Daren por el contrario no abrió la boca. Miraba de soslayo a
Layla e intentaba comprender las advertencias que su abuelo acababa de darle.
-Estás muy callado, Daren - comentó la
chica mirándolo por el retrovisor cuando los tres se acomodaron en el vehículo.
-Estaba pensando…
-¿En qué? - preguntó Cath.
-Anoche ya lo estuviste mirando - le
recordó su hermana.
-Tienes razón - contestó. Miró a Layla
unos segundos a través del espejo y luego puso el coche en marcha y no volvió a
hablar en todo el trayecto.
Cuando llegaron a casa y se bajaron
del coche en el garaje, Cath se percató de que Daren se quedaba rezagado.
-¿No subes? - le preguntó preocupada.
-Id tirando vosotras.
-¿Estás bien? - insistió Layla.
-Sí – sonrió para no alarmarlas más -.
Ahora subiré. Voy a buscar unas cosas.
Ellas salieron del garaje sin estar
muy convencidas y Daren se quedó solo.
Necesitaba pensar que iba a hacer a
partir de ese momento. El abuelo de Layla parecía intuir algo sobre él pero
preguntárselo directamente iba a ser delatarse. Por otro lado, estaban las
advertencias de cuidado. Daren sabía que iban dirigidas hacia su persona y la
idea de que podía llegar a hacerle daño a la chica se intensificó. El amor,
como decía Cath, no iba a ser más fuerte que sus instintos. Y Daren empezaba a
conocerlos. Layla era irresistiblemente atrayente para ellos. Todo en ella era
una provocación para él. Su físico, su personalidad… pero había algo más. Una
necesidad de alimentarse de su esencia. Podía sentir que no iba a poder vivir
sin hacerle daño pero que tampoco iba a poder vivir sin ella. No era capaz de
entender como en una semana, Layla se había convertido en una obsesión tan
desmesurada.
Se apoyó en el coche con los brazos
apoyados en el techo y mirando el suelo y se convulsionó cuando la idea de no
acercarse más a Layla se instaló en su cabeza. La lucha interna era demasiado
dolorosa para soportarla. Él seguramente era el peor enemigo que podía haberse
cruzado en la vida de la chica y el convencimiento de que una distancia iba a
ser lo prudente cobró más fuerza que nunca, a la vez que su dolor le hizo
convulsionar de nuevo.
-Daren…
Iba a ser difícil quitársela de la
cabeza si ahora empezaba a escucharla estando despierto. Su nombre sonaba diferente
si eran sus labios los que lo pronunciaban y parecía que estaba más vivo que
nunca cuando su cuerpo se revolucionaba con su presencia.
-Daren…¿estás bien?
El chico se volvió. No estaba
escuchando a Layla en su cabeza, la tenía plantada tras él con los brazos
cruzados intentando disimular algo su nerviosismo.
-Sí…
-¿Estás… llorando? - preguntó
confundida al verle los ojos brillantes.
-¿Qué haces aquí, Layla?
-He pensado que quizá debería
disculparme contigo por las palabras de mi abuelo - empezó a hablar. Daren la
miró entornando los ojos -. Creo que te las has tomado de una forma demasiado
personal.
-¿Estás intentando decirme que no iban
dirigidas a mí? - sacudió la cabeza como confundido -. No estoy ciego ni sordo,
Layla.
-¿Sabes lo qué significa Iscê en salish?- le preguntó entonces ella, relajándose un poco
y cambiando la postura. Él negó con la cabeza -. Significa ardilla, Daren.
-¿Y se puede saber por qué tu abuelo
se empeña tanto en llamarme así?
-No lo sé, pero la ardilla para los
indios Flathead nunca ha sido un animal negativo…
-Él no parecía compartir esa opinión.
-La ardilla como espíritu guardián de
la persona tiene la facultad de almacenar cualquier cosa y además hacerlo de
forma correcta. Eso no es nada malo.
-Y parece ser que también tiene alguna
facultad relacionada con moverse entre los diferentes mundos, ¿no? - le dijo él
recordando las palabras del hombre.
-Todo es metafórico Daren. Yo no
entiendo lo que quiere decir con eso.
-Creo que yo sí lo entiendo.
-¿Puedes explicármelo entonces? - se
cruzó de brazos mirándolo pero esa vez no había nerviosismo en gesto, sino
expectación ante lo que él fuese a contestarle.
-No.
-Vale…- suspiró ella.
-Tú abuelo no cree que estar cerca de
mí sea lo más apropiado para ti y deberías hacerle caso.
-¡Genial! - exclamó sin disimular su
enfado - Me parece perfecto que los dos hayáis decidido por mí sin que yo os lo
haya pedido.
Daren nunca había visto sus ojos
oscuros brillar con tanta rabia como en aquellos momentos. La chica se le había
encarado en un arrebato de furia y la tenía a poco más de un palmo. Su corazón
empezó a acelerarse de forma brusca. Era posible que si seguía mirándolo así la
fuerte convicción de distanciarse que había tenido hacia unos minutos acabase
desapareciendo, así que con mucho esfuerzo decidió bajar la vista.
-Bien - declaró ella sarcástica -. Veo
que no hay nada más que hablar - se alejó hacia la puerta. Daren volvió a mirarla
consciente del deseo que reflejaban sus ojos -. Cath está preocupada, así que
si puedes no le hagas daño a ella también y sube - añadió volviéndose en la
puerta.
-Perdona.
-Empezaba a acostumbrarme a esos ojos,
Daren - sonrió melancólica y luego se marchó.
La puerta se cerró tras ella casi sin
hacer ruido y Daren volvió a quedarse solo. Intentó tranquilizarse un poco. Si
le había hecho daño era el menor que podía causarle, así que su conciencia
podría aguantarlo. Quizá Whitefish no había sido buena idea. Aunque lo único
que pretendía hacer era convencerse de algo absurdo, porque el simple hecho de
haber conocido a Layla ya merecía la pena.
Layla se sentó junto a Cath que la
esperaba nerviosa en la mesa del comedor tirándose de las mangas del jersey. Ambas
se miraron unos segundos.
-¿Qué ha pasado? – preguntó luego
colocando una de sus manos sobre la de la Layla.
-Nada - negó con la cabeza -. Está
bien, ahora sube.
La expresión de la chica expresaba
todo lo contrario que sus palabras. Parecía terriblemente preocupada o
desilusionada. Quizá incluso dañada.
-No me chupo el dedo, Layla…¿Habéis
discutido por algo?
-No. Ni siquiera ha querido discutir -
se pasó las manos por el pelo y se apoyó en la mesa -. No creo que sea buena
idea que esté aquí, Cath.
-¿Por qué?
-Creo que Daren me hace daño y lo peor
de todo es que creo que yo se lo hago a él - sus ojos se enturbiaron y ella se
los restregó intentando no ponerse a llorar.
-Por favor Layla, no llores.
-No… - se levantó repentinamente y se
puso a recoger sus cosas -. Si no te importa acabamos el trabajo otro día.
Cath se levantó y la miró. Layla cerró
su mochila y se puso la chaqueta.
-Layla, espera. ¿Por qué no habláis? -
le suplicó la chica cogiéndola por un brazo.
-No hay nada que hablar, Cath - se
soltó y se dirigió hacia la puerta.
-Déjame que te lleve a casa por lo menos.
-Gracias pero prefiero ir andando - le
sonrió antes de salir -. Te llamaré luego, ¿vale?
-Sí, por favor.
Cath se acercó al ventanal y vio a la
chica caminar apresurada hacia la verja. Estuvo un momento observándola hasta
que la perdió de vista y luego corrió hacia el garaje.
Daren se sorprendió cuando ella abrió
la puerta de forma brusca.
-¿Qué coño ha pasado? - le gritó al
chico –. ¿Se te ha ido la olla o algo así?
-Para, Cath - intentó tranquilizarla
sorprendido por su reacción.
-No me da la gana, Daren. Pensé que
sentías algo por Layla y que eras incapaz de hacerle daño - estaba acalorada y
empezando a llorar de rabia -. No sé qué ha pasado entre vosotros pero la Layla
que se ha ido corriendo no tenía precisamente una expresión de felicidad en el
rostro.
-¡Cómo! - exclamó cogiéndola por los
dos brazos.
-¡Qué eres un mentiroso, Daren! Layla
se ha ido llorando porque seguro que a ti te ha dado un estúpido arrebato de
pensamientos y visiones en los que le haces daño – suspiró y cogió aire con apremio
para seguir con su retahíla de reproches -. Tenías razón. Te va a volver loco,
pero tú la vas a volver loca a ella y no se lo merece.
-Creo que yo tampoco lo merezco.
-Tú eres el que ha elegido, Daren - se
le encaró de forma brusca intentando soltarse sin conseguirlo -. Pensé que la
querías y creo que… ella también.
El chico soltó a su hermana y se pasó
las manos por el pelo y la nuca. Se le estaba cargando la cabeza. No era el
mejor momento para empezar a encontrarse mal. Se estaba tensando demasiado, como
cuando tenía que salir a luchar, aunque sabía que no era el momento. Si no hacia
algo iba a darle un colapso por la fuerza que estaba soportando. Comprendió que
su parte animal estaba dispuesta para lo que él ordenase y que no había surgido
de forma espontánea. Él la había hecho aparecer.
-Tus ojos están algo diferentes…-
musitó Cath mirándolo.
-Lo sé. Tengo que ir a buscar a Layla.
-No sé si es buena idea…- dudó ella -.
Pareces un poco fuera de ti otra vez.
-Tendré que arriesgarme.
-Pensé que eso de arriesgarse no iba
contigo.
-He cambiado de opinión.
Daren accionó la puerta del garaje
desde dentro.
-¿Vas a ir… corriendo?. No sabes dónde
está, lo mismo tienes que ir a varios sitios antes de encontrarla…
-Va de camino al lago - dijo él -. La
puedo sentir.
Salió agachándose antes de que la
puerta se abriese del todo y Cath se quedó con la boca abierta cuando lo vio
correr de aquella forma tan felina.
Layla caminaba siguiendo la carretera
cuando Daren la localizó. Él iba por el interior del bosque para no llamar la
atención. Se adelantó un poco y luego salió andando desde la maleza.
Layla se detuvo al encontrárselo a un
par de metros. No había visto pasar el coche del chico y no había ningún otro
camino para llegar hasta allí tan rápido. Daren parpadeó para intentar que sus
pupilas volviesen a su estado normal y luego avanzó hacia ella.
-¿Cómo… has llegado…? - lo miró con
curiosidad.
-Corriendo.
-¿Y… por dónde me has adelantado? - preguntó
seguidamente entornando los ojos.
-Por el bosque.
-Ya - musitó ella.
Daren sonrió ante aquel rostro
incrédulo.
-¿Te apetece que te acompañe y hablamos?
- le dijo tendiéndole una mano.
Layla inclinó la cabeza hacia un lado
totalmente desconcertada.
-¿Eres el mismo de hace un rato?¿El
que ni siquiera ha querido mirarme a los ojos?
-Perdona - se puso junto a ella y le
cogió la mochila.
Layla la dejó desprenderse por su
brazo y las manos de ambos se rozaron un ínfimo instante que fue suficiente
para que el deseo recorriese el cuerpo de Daren hasta la última de sus
terminaciones nerviosas. Era la primera vez que sentía su cuerpo. Sus roces y
encuentros anteriores nunca habían sido de forma directa piel a piel como en
aquel momento. Aquello superaba con creces todas las expectativas que el chico
se había hecho cuando se había puesto a pensar en que ocurriría cuando la
tocase. Sostuvo la mochila, casi sin darse cuenta de que la estaba estrujando, e
intentó calmar su respiración.
-Daren, ella no te ha hecho nada –
murmuró entonces la chica.
Él miró en la misma dirección que
Layla y relajó sus manos.
-Perdona.
-No me digas más veces perdona, por
favor.
Daren se echó la mochila al hombro.
-No pretendía hacerte daño, Layla -
dijo después.
-Pues lo has hecho muy mal - sonrió
echando a andar y él la acompañó en silencio –. Quizá mi reacción ha sido un poco
desmesurada pero es que…- se detuvo mirándolo.
-¿Es que qué? - también la miró.
-No es nada. Son tonterías que me
había imaginado… - volvió a ponerse en marcha.
-Es posible que no te hayas imaginado nada,
Layla. - La chica se giró -. Siento algo especial por ti y podía intuir que era
algo recíproco por tus miradas y tu actitud pero... no sabía cómo actuar.
Ella sonrió. No se había equivocado
con respecto a las emociones de Daren y se sintió reconfortada al escuchar de
su boca que había algo entre ellos.
-¿Por qué cada vez que nos tocamos
siento que me vas a saltar encima?.
-Porque si no me contuviese es lo que
haría. No sabes lo terrible que es tenerte tan cerca y no poder tocarte por
miedo a hacerte daño.
-¿Bromeas? - se acercó unos pasos -.
¿Tan peligroso eres?
-La verdad es que no lo sé. Nunca me
había pasado esto antes…- murmuró. Layla estaba demasiado cerca y la
provocación era demasiado fuerte.
-Yo tampoco me había sentido tan
atraída por nadie nunca.
-Pero tú no tienes una confrontación
de sentimientos ni puedes hacerme daño… físico - se estaba poniendo demasiado
acelerado.
-Respira tranquilo, Daren - le dijo
ella.
-Cuando estás tan cerca no puedo.
-Si lo que sientes es deseo…¿ por qué te refrenas tanto si sabes que lo nuestro es
recíproco?
-Ya te lo he dicho, creo que puedo
hacerte daño. Tu deseo es normal pero el mío no.
Layla se acercó más a él. Casi no
había espacio entre ellos y Daren empezaba a percibir el sutil aroma a flores
que ella desprendía
-No creo que vayas a hacerme más daño
del que me has hecho en el garaje… - miró los particulares ojos de Daren y
sonrió.
-No me digas eso por favor - colocó una
mano en la mejilla de Layla y su cuerpo convulsionó.
-Es increíble, Daren…¿ Cómo puedo
hacerte sentir algo tan desmesurado? - se sorprendió ella apoyándose en su
palma –. Te aseguro que yo estoy vibrando en este momento pero tú…
-Noto tu cuerpo Layla, no hace falta
que me expliques lo que sientes - sus músculos estaban tensos como cuerdas de
arcos a punto de disparase.
-¿Te estoy haciendo daño? - se
sorprendió de golpe ella, retirándose.
-El daño me lo hago solo. Aunque podríamos
solucionarlo si me arriesgo y dejo que la parte de mí que te desea se pelee con
la que te teme…
-¿Me temes? - la revelación de Daren
la había dejado perpleja.
-No sé muy bien por qué - asintió.
-Jamás te haría daño.
-Lo sé, Layla.
-Entonces no lo entiendo...
-Yo tampoco.
Se miraron en silencio unos segundos.
Daren era aparentemente un chico normal. Layla lo observó con más detenimiento
que otras veces. Era realmente guapo y… alto. Seguramente rondaría el metro
ochenta y cinco, pensó sintiéndose pequeña con su metro sesenta y cinco
justito. Su cabello castaño no era tan oscuro como el de ella pero tenía el
corte y la largura perfectos para él. No obstante, lo más increíble eran sus
ojos, casi negros, que la conseguían provocar con una facilidad sorprendente y
que en momentos puntuales parecían algo animales.
-Eres muy raro, Daren - sonrió
inquieta.
-No estabas equivocada cuando dudabas
de mi naturaleza…
-No intentes confundirme más. Si no
quieres estar conmigo lo entenderé.
-No intento confundirte y… estar
contigo es lo único que deseo desde que te conocí.
Ambos echaron a andar de nuevo por el
arcén de la carretera por el mero hecho de hacer algo.
-Nunca pensé que empezar una relación
fuese tan complicado - comentó ella después de un silencio.
-Normalmente no lo es.
-Entonces me encanta ser especial - sonrió
Layla.
-Y a mí me encanta que lo seas.
Cualquier otra chica hubiese salido corriendo con la mirada que te lancé en la
cocina.
-Estuve tentada de hacerlo - bromeó –.
Pero no me sentí amenazada, sino deseada. Me asusté sólo porque pensaba que
estabas mal.
-Me sorprendió tu mensaje de e-mail de
aquella noche.
-Y a mí me sorprendió tu respuesta.
Ambos sonrieron. Daren miró de reojo a
Layla. La chica más bella que había conocido y no podía acercarse a ella porque
le daba miedo. Le pareció sarcástico y entonces recordó la extraña reacción que
había tenido Layla aquella mañana, cuando Susan se había acercado a él.
-¿Puedo preguntarte algo y no te
enfadarás?
-Prueba - ella lo miró.
-¿Te pasa algo con Susan?
-La verdad es que no. Me molesta cómo
se comporta a veces, sobre todo cuando intenta dañar a Kevin.
-Esta mañana Kevin no estaba presente.
-Tú eres desde el lunes el arma con la
que está atacándolo…- sonrió negando con la cabeza -. La verdad es que siempre
consigue lo que quiere, sobretodo en cuestión de chicos, y… la vi muy dispuesta
a ir a por ti.
-¿Sentiste celos? - se sorprendió.
-¿No te parece muy atractiva? - se
atrevió a preguntarle ella, desviando la pregunta.
-No tanto como tú - la miró
diciéndoselo no sólo con palabras y Layla se sonrojó.
-Creo que deberíamos llamar a Cath,
estará preocupada - se sintió acalorada de golpe.
Daren metió la mano en el bolsillo de
la chaqueta para coger su móvil y palpó las llaves de casa. Las sacó recordando
el llavero con la forma de ardilla, al que no había dado la más mínima importancia, y se lo
mostró a la chica.
-No creo que sea una coincidencia,
Layla - dijo.
-¿Quién te ha dado ese llavero? - le
preguntó sin ocultar su sorpresa.
-Mi padre.
-¿Qué crees que puede significar? -
levantó la vista hacia él.
-No lo sé pero ahora no pienso
preocuparme - volvió a guardarse las llaves y sacó el móvil -. Tú eres mi
prioridad ahora.
-Dile que ya volvemos.
-Es una buena idea - sonrió él -.
Tengo que preparar una cena.
-Y yo tengo que ver si resultas tan atractivo
con el delantal puesto.
Cath salió de la casa en cuanto los
vio acercarse por el camino empedrado y se abrazó con Layla.
-Que nerviosa estaba…- le dijo casi
llorando.
-Siento mucho haberme marchado de ese
modo - se disculpó Layla.
Daren las observó en silencio
sonriendo.
-No tienes que disculparte - se
separaron un poco y Cath miró a su hermano con reproche -. La culpa no ha sido
tuya…
-No te enfades con Daren - le dijo
ella.
-Deja que se enfade, Layla. Todo esto
ha sido culpa mía.
-Vamos a volver a empezar desde la
llegada a casa - propuso entonces Layla -.
Todos vamos a ser capaces de olvidar ipsofacto la última hora de nuestras vidas
– luego miró a Daren y agregó -. Pero no todo, sólo lo malo.
El aludido sonrió y Cath los miró a
ambos entornando los ojos.
-Tengo el presentimiento de que no
vais explicarme nada de lo que ha pasado entre vosotros - comentó sonriendo.
-Depende de cómo te portes - le dijo
su hermano pasándole un brazo por los hombros.
Los tres entraron en la casa riendo y
bromeando. Luego Cath y Layla se pusieron delante de los ordenadores en la mesa
del comedor pero lo que menos hicieron fue trabajar.
Daren las estuvo observando desde el
sofá y cuando las oyó reír hasta desgañotarse se acercó a ellas.
-Veo que la tarde os está cundiendo
mucho - comentó mirando las dos pantallas con las páginas de escritorio sin
abrir ni si quiera.
-Más de lo te piensas - sonrió Cath.
Sus ojos azules tenían el brillo feliz de siempre.
-En cuestión de cotilleo, ¿no? -
supuso él.
-No sólo en eso.
Layla los observó en silencio con
expresión divertida.
-Voy a empezar a preparar la cena - levantó
la vista hacia la chica. Ella alzó las cejas y sonrió.
-¿Qué hora es? - preguntó Cath.
-Casi las ocho – contestó él dirigiéndose a la cocina.
-¡Ya! - exclamaron ambas.
-Sí, ya - sonrió Daren.
-Mejor llamo a Los Ángeles, ¿no? -
dijo Cath cogiendo el móvil que tenía sobre la mesa. Se levantó y marcó un
teléfono dirigiéndose hacia el salón.
Layla la observó dejarse caer en el
sofá y luego se levantó y se acercó a Daren, que ya se había puesto el delantal
y cogía los ingredientes de la nevera.
-¿Te ayudo? - le preguntó -. Prometo
no tocarte… si tú no me lo pides.
-No me tientes, Layla - sonrió él
alargándole unos pimientos.
Layla los cogió y los dejó sobre la
encimera con todo lo que Daren había sacado ya. Cuando el chico se colocó junto
a ella para empezar a trabajar se percató de que Layla le miraba el brazo.
-No vas a encontrar nada - le dijo él.
-¿Era en este brazo, no? - preguntó
confundida levantándole más la manga de la camiseta. Daren tembló y notó que se
le aceleraba el pulso –. Perdona, he dicho que no iba a tocarte.
-No importa - dijo él intentando
recobrar la calma -. Sí que era ese brazo.
-Era una cicatriz tremenda, Daren.
¿Cómo puede ser que no tengas ni rastro de ella?
-Tengo unas virtudes un poco
diferentes a las de la gente.
Layla lo miró perpleja.
-Pero… eres humano, ¿no? - articuló muy despacio. Daren rió -. Yo no le
veo la gracia…- protestó.
-Layla, me acabas de preguntar con una
seriedad aplastante si soy humano.
-Bueno… quizá sí que pueda ser un poco
absurdo pero es que hay momentos en los que me haces dudarlo.
-Si te quedas más tranquila…- sonrió
él -. Sí que soy humano.
-Eso es importante - afirmó ella
también sonriendo.
Daren no pudo reprimir una carcajada.
-Me encanta tu sinceridad, Layla -
dijo luego empezando a trabajar.
-A mí también me encanta la tuya, aunque he de admitir que la mayoría de las veces lo que haces es desconcertarme
- miró sus brazos mientras cortaba las verduras.
-Deja que me aclare yo primero y luego
os lo cuento a las dos.
-¿Cath no es tan… especial cómo tú?
-No, ella es normal del todo - sonrió.
Layla le acercó un bol para que
pusiese todas las verduras que estaba cortando y volvió a quedarse fija
mirándolo.
-A ver qué me vas a decir ahora…
Layla sonrió.
-Prefiero mandarte un e-mail cuando
llegue a casa.
Daren la miró dejando lo que hacía.
-Puedes decirme lo que quieras ahora.
-Lo sé, pero esto quiero decírtelo vía
mensaje - siguió sonriendo.
-¿Vas a iniciar un juego?
-Voy a seguir la charla que teníamos,
eso es todo.
-Me parece bien - asintió él cogiendo
una sartén y poniéndola en la vitro con un chorro de aceite.
Siguieron hablando del instituto y las
clases mientras cocinaban y Cath se unió a ellos al cabo de un rato. Entonces
la conversación se desvió hacia los padres de los dos hermanos y su vida en Los
Ángeles.
-Intuí que erais gente adinerada por
el coche, la casa, la ropa… pero no me imaginé que lo erais tanto - les confesó
Layla cuando se sentaban en la alfombra en torno a la mesa baja para empezar a
cenar -. No parecéis muy pijos…
Cath y Daren se echaron a reír.
-Todos no somos como Paris Hilton -
comentó Cath -. Aunque es la creencia que tiene la gente.
-Pero seguro que en esas mega fiestas
a las que vais os encontráis con gente como ella, ¿no? - insistió Layla
cogiendo una tortita. Los dos hermanos la miraron y sonrieron -. ¿No me digáis
que no?
Daren le pasó un tenedor para que se
pusiese relleno y Layla lo cogió maquinalmente esperando a que le dijesen algo.
-La verdad es que hemos coincidido con
Paris en más de una ocasión - dijo Cath entonces.
-¡Venga ya! - exclamó Layla abriendo
unos ojos como platos.
- En realidad no es tan difícil - comentó
Daren enrollando su fajita -. Los Ángeles, fiesta… Paris Hilton.
-Y a vosotros os parece tan normal,
¿no?
Cath y Daren se encogieron de hombros.
-Podrías venirte con nosotros esta
Navidad…- propuso Cath emocionada con la idea.
Layla miró a Cath y Daren miró a
Layla.
-No sé, Cath…
-No la presiones Cath - la ayudó el
chico -. Es normal que Layla quiera pasar esas fiestas con su familia.
-Bueno… nosotros también podríamos ser
su familia para entonces, ¿no? - comentó mirando sonriente a su hermano.
Daren casi se atragantó y Layla se
echó a reír. El chico miró a ésta última.
-Cuando compremos los billetes de
avión se lo volveremos a preguntar - dijo.
-Me parece bien - asintió Cath con
entusiasmo.
-A mí también - sonrió Layla sin
apartar sus ojos de los de él.
-No os parece que hay un poco de
atracción en el ambiente…- comentó pícara Cath, ante el estudio al que su
hermano y su amiga se estaban sometiendo.
Layla se sonrojó y Daren le revolvió
el pelo a su hermana.
-Voy a tener que informar a nuestros
progenitores de tus comentarios...- bromeó.
-Y yo voy a tener que informarles de
tus nuevas amistades…
-Me parece que lo mejor es que dejéis
de amenazaos el uno al otro.
La cena se alargó bastante, por las
continuas interrupciones por risas incontrolables de los tres, y cuando
quisieron darse cuenta eran las diez de la noche.
Daren estaba demasiado a gusto para
querer que la velada llegase a su fin pero de repente notó que sus músculos se
tensaban. Layla percibió que su rostro se tornaba tosco y miró sus brazos donde
las venas podían vislumbrarse con demasiada facilidad.
-Mierda…- masculló levantándose con un
movimiento rápido.
-¿Qué pasa? - preguntaron ambas
mirándolo.
-Tengo que irme - anunció cerrando los
ojos y apretando la mandíbula.
-¡No! - sollozó Cath agarrándose a uno
de sus inusuales brazos.
Daren abrió los ojos de golpe y la
enfocó con sus pupilas dilatadas como las de un gato. Cath nunca había visto
tan claramente aquella mirada.
-¿A dónde vas? - preguntó asustada
Layla, que también se había levantado.
Los dos hermanos la miraron y ella se llevó
las manos al rostro tapándose la boca en un intento de sofocar un grito que se
quedó en un quejido. Daren besó a Cath en la frente y se acercó a la chica.
-Te juro que te lo voy a explicar todo
en cuanto tenga la ocasión, Layla - prometió cogiéndole las manos y
apartándoselas del rostro -. Deja que te mire una vez más …
Cath se echó a llorar. Las palabras de
su hermano le habían sonado a despedida.
-¿Qué estás diciendo? - musitó Layla
temblando.
Daren notó que algo le apremiaba en su
interior para que se marchase.
-Quédate con Cath esta noche, por
favor - dijo soltándola.
-Espera…- Layla le cogió una mano
cuando ya se volvía. Él miró sus manos entrelazadas -. No puedes dejarme así…
Daren tiró de la chica hacia él con
suma facilidad y la abrazó.
-Tengo que irme ya - le susurró.
Layla, que se había agarrado a su
camiseta, levantó la vista hacia su rostro. Estaba llorando. Daren se inclinó y
la besó en los labios. La adrenalina golpeó con fuerza en su pecho y se sintió
extrañamente reconfortado. Deseó poder detener el tiempo en aquel instante para
poder disfrutar eternamente de aquella sensación mágica y excitante. El cuerpo
frágil de Layla entre sus brazos y sus húmedos labios eran el motivo de su
existencia. El aliento que necesitaba para vivir. Lo comprendió de inmediato.
Luchó contra sus instintos para no tener que irse pero sabía que no iba a poder
detenerlos.
Se separó lentamente de ella, primero
de sus labios y luego de su cuerpo, dejando grabadas en su memoria todas las
sensaciones que había disfrutado en aquellos segundos por si eran las últimas.
Luego se volvió y salió corriendo de
la casa en dirección al bosque.
Layla y Cath salieron al porche pero
ya no pudieron verlo. Se olvidaron del frío por unos minutos y esperaron verlo
aparecer. Pero Cath sabía que Daren no iba a volver hasta que no cumpliese con
sus extraños cometidos.
-Vamos dentro - dijo a Layla -. Si
quieres puedo llevarte a casa.
-No me voy a ir.
-Daren tardará en volver…
-No importa - musitó.
-También puede ser que no vuelva, Layla...-
sollozó Cath.
Ambas se abrazaron.
9 comentarios:
Ehh Cyllan tienes un marido muy simpatico que se ha pasado también por mi blog. Que suerte que los dos compartáis la afición de la escritura. Por cierto, los cap anteriores a este, los teneís colgados aquí? sino me encantará tenerlos y daros mi humilde opinión, esta es mi dirección fonterreal@hotmail.com. Besotes!!
Hola Raquel!!!
Él más que escribir "devora" libros porque le encanta leer. Pero sí que es verdad que compartimos esa afición por la literatura. Tendrías que ver como está la habitación que usamos como "despacho"... ¡¡¡Cómo compremos algún libro más nos tenemos que salir de casa!!!
Empecé a colgar los capítulos en el mes de enero y desde entonces he ido a uno por mes.
Todavía no tienes noticias de las editoriales?
A ver si algún día nosotros también podemos leer algo de tu historia.
Espero tus comentarios.
Saludos y suerte!!!
Hola Cyllan. Soy Rocío hicieste un comentario en mi blog. Como soy un poco inútil no he encontrado tu mail, le pregunté a Raquel, pero tampoco. Te contesté con el tema de la Peli de Agua para Elefantes, que en mi humilde opinión deja mucho que desear en comparación con el libro. Yo ahora el blog le tengo un poco paradillo por temas personales. TAmbién escribo, o escribía?, BUeno escribía hace mucho, y ahora vuelvo a retomar esa magnífica afición, en gran parte gracias a la ayuda de gente tan magnífica como Raquel, que siempre está ahí para dar su apoyo. Te dejo mi mail: dholphin1@hotmail.com
Gracias Rocio!!!
Al final fui a ver la peli pero sin leer el libro, así que no puedo comparar. La verdad es que me entretuvo bastante aunque hubiese suprimido algunos momentos que, en mi humilde opinión, no aportaban mucho a la trama.
Os dejo mi dirección de e-mail a las dos para lo que queráis: cyllan31@hotmail.com
Por cierto, Raquel, nos hemos hecho seguidores de tu página de facebook "El Arcángel de luz" mediante la de "El umbral del alma".
Hola, Cyllan; por fin he podido cumplir mi promesa y entrar en tu blog y hacerme seguidora. Desde la dirección que me dejaste en mi blog no pude o no supe encontrarte, y desde mi página de seguidores, pinchando en tu foto, tampoco (igual soy muy torpe, o era que blogger estaba dando problemas de nuevo, porque algunas personas me dijeron que no podían dejarme comentarios, y hasta desapareció mi lista de seguidores durante unos días). Perdona el rollo, pero sentía que te debía una explicación; normalmente, cumplo mis promesas sin demora y me sabía mal no haber podido o sabido encontrarte antes.
Bueno, decirte que lo que acabo de leer me ha gustado mucho. Ahora estoy intrigada, y deseando tener tiempo de sobra para ver todas las entradas de tu blog y encontrar el comienzo de esta historia que ya me ha enganchado.
Cómo me gusta descubrir escritores con talento!!!
Me pasaré por aquí muchas veces, es una promesa. Gracias por compartir tu prosa y tus sueños.
Suerte con el blog, verás cómo pronto vas a ver crecer la lista de seguidores.
Besos, y gracias por haber dejado tu comentario en mi blog, de otro modo no habría llegado a conocer el tuyo.
Agradezco a Raquel que enlazara mi blog al suyo, pues de ese modo nos hemos conocido.
Océanos de amor.
Hola Bea!!!
Estoy muy contenta de haber empezado a moverme por blogs de literatura y a hacerme seguidora, porque estoy descubriendo a mucha gente maravillosa.
Es fantástico que hayamos tant@s compartiendo esta afición por escribir en la red y que podamos leernos y comentarnos los unos a los otros.
Ojalá y algun@ tenga suerte alguna vez y su sueño de que una editorial se interese por su historia se haga realidad.
En eses caso, sea quien sea, espero un ejemplar firmado!!!
Suerte y nos vamos leyendo!!!
Hola :
Me llamo Jimena San Martín soy administradora de un sitio web. Tengo que decir que me ha gustado su página y le felicito por hacer un buen trabajo. Por ello me encantaria contar con tu sitio en mi directorio, consiguiendo que mis visitantes entren tambien en su web.
Si estas de acuerdo hazmelo saber.
Jimena San Martín
Hola Jimena!!!
Gracias por tu comentario. Siempre es agradable leer críticas positivas.
Podrías dejarme la dirección de la web para ver cómo es?
Espero que no te moleste que te lo pida pero así puedo visitarla un poco primero.
Muchas gracias por tu interés.
Espero tu respuesta.
Cyllaaan!!! ya tengo ganas de leerme por completo Aliento para hincarle al diente a estos relatitos. Un besote guapaaa y ya sabes para lo que necesites estoy por aquí!!!
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