No estaba muy segura de si hacerlo o no, pero ante la insistencia de algunos seguidores de la saga, y para compensaros por lo que todavía queda para que Vida esté listo, os voy a adelantar, en exclusiva, el más que posible prólogo del último libro de la trilogía. Eso sí, quiero que me dejéis comentarios, por favor.
En cuanto a la encuesta, me gustaría señalar que quedará cerrada a final de año. Así que todavía tenéis tiempo para votar y para hacer correr la voz entre los lectores que todavía no lo sepan. Casi con toda seguridad sabré el resultado de vuestras opiniones antes de que yo haya llegado al final de Vida, aunque... creo que no me dejaré influenciar y redactaré el final que desde hace unos meses ronda por mi enajenada cabeza... y ya veremos como termina esta locura...
En fin, que aquí lo tenéis. Disfrutadlo.
Posible PRÓLOGO de Vida.
Daren iba decidiendo con sus compañeros la
formación de los dos equipos, mientras cruzaban la puerta de salida al patio
trasero. Tenían media hora de recreo y aquel día iban entusiasmados porque habían
conseguido colar una pelota de fútbol. Probablemente el balón quedaría
requisado a los cinco minutos, como siempre, y por eso era importante salir con
los grupos hechos para empezar a jugar cuanto antes.
Daren
entrecerró los ojos cuando el sol le dio de forma directa en los ojos y desvió
un poco la cabeza hacia otro lado. Entonces detuvo su descenso por la escalera,
haciendo que sus compañeros tropezasen con él.
-¿Estás
tonto, Daren? – le dijo Jason, dándole una colleja.
Él
no se rebotó con su amigo y salió disparado escaleras abajo.
-¿A
dónde vas? – le gritaron los demás, quedándose pasmados por su reacción.
Daren
cruzó el patio con una rapidez anormal para un niño de once años. Sus ojos
estaban fijos en el chico, un curso mayor que él, que estaba molestando a su
hermana tirándole del pelo. Cath le estaba diciendo que la dejase en paz, pero
el otro y sus compañeros habían decidido divertirse así aquella mañana.
Daren
sintió una rabia terrible y sin detener su carrera arremetió contra él
empujándolo.
-No
vuelvas a tocar a mi hermana – le advirtió entonces encarándosele.
-No
vuelvas a tocar a mi hermana – repitió el otro con un tono burlón.
Daren
se abalanzó sobre él y lo dejó caer al suelo, iniciando una pelea.
-¡Para
Daren! – exclamó Cath, mientras otros alumnos habían salido ya en busca de
algún profesor.
Su
hermano no le hizo caso y al recibir un puñetazo en la cara respondió con otro.
Entonces se revolvió con la presteza de un animal colérico y se colocó sobre el
niño, cogiéndolo por el cuello y sujetándole la cabeza contra la tierra.
-Como
vuelvas a meterte con mi hermana te voy a…
-¡Daren!
– gritaron dos de sus profesoras, que habían acudido corriendo al lugar,
alarmadas por el jaleo que se había armado. Una de ella se acercó y lo cogió
por un brazo obligándole a levantarse. Daren no la miró y se dedicó a seguir su
amenaza con los ojos. Entonces la mujer lo sacudió con brusquedad para captar
su atención -. Te quedas sin recreo lo que queda de semana, irás a dar una
explicación de esto a dirección y se notificará a tus padres lo que acaba de pasar.
-Pero
señorita… - intentó protestar Cath.
-¡Basta!
- La cortó la mujer enojada. - ¿Quiere el mismo castigo que su hermano,
señorita Smith?
Ella
miró a Daren preocupada. La nariz le estaba sangrando y le había manchado la
camisa blanca del uniforme, pero él no parecía en absoluto amedrentado ni
arrepentido por lo que había hecho.
-Y
ahora vamos a la enfermería de inmediato – resolvió la profesora tirando de él,
mientras la otra mujer le soltaba el mismo sermón al otro chico.
Daren
siguió mirando a Cath unos segundos, mientras se alejaba de ella, y al final
sonrió limpiándose la nariz con la mano.
Desde
lo alto de la azotea del colegio, unos ojos felinos habían observado con enorme
interés la reacción del niño y el desarrollo de todo el incidente.
